¡Buenos días Aparejatrices!
El otro día en casa, rebuscando en el baúl de los recuerdos, encontré unos botines que tenía del año de la, tos más o menos (son blancos arrggg! así que os podéis imaginar) y mi cabeza empezó a trabajar.
De repente se me vinieron a la cabeza unos botines dorados que llevaba tiempo buscando pero no me atrevía a comprar:
Entonces dije, ¿por qué no?. Mis botines blancos tenían dos opciones:
a) Ser transladados a un contenedor de recogida de ropa, donde creo que nadie los querría ni regalados.
b) Ser transformados con un lavado de cara; total, no perdía nada.
Me puse manos a la obra:
1. En primer lugar los limpié y les pase un algodón con alcohol para quitar las manchas, pero había alguna que ni con esas salían, como podréis observar en la foto.
2. Puse los botines encima de un papel extenso que tenía por casa, para no manchar el suelo.
3. Con un spray de color dorado que podréis encontrar en papelerías, ferreterías o incluso en tiendas de nuestros amigos orientales, los rocié con cuidado de no dejar ninguna superficie blanca. Cuando estaban secos, les di otra pasada por los sitios que quedaron un poco más claros.
4. Los dejé secar unas horas y ¡listo!
El resultado fue mejor de lo que me esperaba, ya que no tenía mucha fe en el color, pero tuve suerte :)
Y ahora con las fiestas me sacan de más de un apuro. Combinados con el jersey de tachuelas que podéis ver
aquí , ¡quedan genial! Así que animaros a arriesgar que no siempre sale mal. ;)
¡Feliz lunes!